08 de novembre 2009

Mal d'escola

Aquesta setmana he estat llegint un llibre que feia temps l'havia comprat però no havia tingut temps de llegir. Arran d'una lectura del dominical del País del diumenge passat on el nom del professor i escriptor Daniel Pennac apareixia algunes vegades, vaig decidir començar-lo a llegir. M'ha agradat força en general i penso que tant els que som pares, mares, professors i mestres l'hauríem de tenir en compte.

És un assaig on l'escriptor tracta el tema dels mals alumnes. El mateix Pennac reconeix que va ser un pèssim estudiant en el seu dia i recorda amb moltes anècdotes els anys que va patir com a alumne. A la vegada reflexiona sobre l'escola d'avui, la pedagogia i les disfuncions de la institució escolar. Està publicat en català a l'Editorial empúries i en castellà a l'Editorial Mondadori l'any 2008.

Afegiré alguns fragments perquè us feu una idea:

"La presencia del profesor que habita plenamente su clase es perceptible de inmediato. Los alumnos la sienten desde el primer minuto del año [...]

Sumó mis preguntas, reflexionó un poco y respondió:
-Cuando estoy con ellos o con sus exámenes, no estoy en otra parte. [...]

Cada alumno toca su instrumento, no vale la pena ir contra eso. Lo delicado es conocer bien a nuestros músicos y encontrar la armonía. Una buena clase no es un regimiento marcando el paso, es una orquesta que trabaja la misma sinfonía. Y si has heredado el pequeño triángulo que sólo saber hacer ting ting, o el birimbao que sólo hace bloing bloing, todo estriba en que lo hagan en el momento adecuado, lo mejor posible, que se conviertan en un triángulo excelente, un birimbao irreprochable, y que estén orgullosos de la calidad que su contribución confiere al conjunto. Puesto que el gusto por la armonía les hace progresar a todos, el del triángulo acabará también sabiendo música, tal vea no con tanta brillantez como el primer violín, pero conocerá la misma música.
Hizo una mueca fatalista:
-El problema es que queremos hacerles creer en un mundo donde sólo cuentan los primeros violines.
Una pausa:
-Y que algunos colegas se creen unos Karajan que no soportan dirigir el orfeón municipal. Todos sueñan con la Filarmónica de Berlín, lo que es comprensible..." (pp.114-116)

O per exemple:

"Eran mis alumnos. (Este posesivo no indica propiedad alguna, designa un intervalo de tiempo, nuestros años de enseñanza en los que nuestra responsabilidad de profesor se encuentra por completo comprometida con esos alumnos). Parte de mi oficio consistía en convencer a mis alumnos más abandonados por ellos mismos de que la cortesía predispone a la reflexión más que una buena bofetada, de que la vida en comunidad compromete, de que el día y la hora de entrega de un ejercicio no son negociables, de que unos deberes hechos de cualquier modo deben repetirse para el día siguiente, de que esto, de que aquello, pero de que nunca, jamás de los jamases, ni mis colegas ni yo les dejaríamos a la cuneta. Para que tuvieran una posibilidad de lograrlo, era preciso enseñarles de nuevo la propia noción del esfuerzo, devolverles por consiguiente el gusto por la soledad y el silencio y, sobre todo, el dominio del tiempo, del aburrimiento pues." (pàg. 143)

"...Esos profesores no compartían con nosotros solo su saber, sino el propio deseo de saber. Y me comunicaron el gusto por su transmisión. Así pues, acudíamos a sus clases con el hambre en las tripas. No diré que nos sentíamos amados por ellos, pero sí considerados, sin duda..." (pàg.223)

"[Aquel profesor] quejándose de la media general de "esta clase" no superaba los 3,5/20, cometió la imprudencia de preguntarnos la razón. Alta la frente, adelantado el mentón, caídas la comisuras:
-Bueno, ¿alguien puede explicarme esa... proeza?
Yo había levantado un cortés dedo y sugerido dos explicaciones posibles: o nuestra clase constituía una monstruosidad estadística [...], o aquel famélico resultado sancionaba la calidad de la enseñanza impartida.
Satisfecho de mí mismo, supongo.
Y de patitas en la calle." (pàg. 224)