13 de desembre 2009

El festín de Babette d'Isak Dinesen. Fragment


En Noruega hay un fiordo —o brazo de mar largo y estrecho entre altas montañas— llamado de Berlevaag. Al pie de las montañas, el pequeño pueblecito de Berlevaag parece de juguete, una construcción de pequeños tacos de madera pintados de gris, amarillo, rosa y muchos otros colores.
Hace sesenta y cinco años, vivían dos damas en una de las casas amarillas. En aquel entonces, las señoras llevaban polisón, y estas dos hermanas podían haberlo llevado con tanta gracia como cualquier otra, ya que eran altas y esbeltas. Pero jamás poseyeron ningún artículo de moda; toda la vida vistieron solemnemente de gris o de negro. Fueron bautizadas Martine y Philippa por Martín Lutero y Philip Melanchton. El padre había sido deán y profeta, fundador de un piadoso grupo o secta religiosa que fue conocida y considerada en todo el país de Noruega. Sus miembros renunciaban a los placeres de este mundo, ya que para ellos la tierra y cuanto contenía no eran sino una especie de ilusión, mientras que la verdadera realidad estaba en la Nueva Jerusalén, por la que suspiraban. No juraban en absoluto, sino que su comunicación era sí sí y no no, y se trataban entre ellos de Hermanos y Hermanas.